Alejandro Amenábar estrenaba hace 25 años su ópera prima.
La ópera prima de Alejandro Amenábar cuenta ya con un cuarto de siglo. La película, que no ha sentido el paso del tiempo en absoluto, supuso un necesario golpe de aire fresco que despertó a toda una industria cinematográfica española. Guion, crítica, modernidad… Un proyecto completo con el que un estudiante de la Universidad Complutense de Madrid abofeteaba a la producción nacional.

Un reflejo generacional
Antes de entrar en la trama, ‘Tesis’ es ante todo una película generacional. Refleja la vida de unos determinados estudiantes universitarios. Aquellos y aquellas que vivieron la transición española en su niñez. Esos que tuvieron que labrarse los trabajos de la carrera pasando horas en las bibliotecas de sus facultades, quedando con sus compañeros, ajenos a la herramienta que conocerían en su treintena: Internet.
Un personaje femenino fuera de lo común
El personaje de Ángela (Ana Torrent) de primeras es el de una chica «normal». Una joven responsable, discreta, con muchas inquietudes. De buena familia y comprometida con los problemas sociales, escogía para su tesis doctoral la violencia que desprenden los medios audiovisuales. Aunque es fácil de intimidar, es muy tenaz y se empeña en demostrar su autosuficiencia, algo difícil entre las chicas de su generación, aún -muchas de ellas- coartadas por el sexo opuesto (como refleja el personaje de su ingenua hermana pequeña). A día de hoy, Ángela es un referente dentro del cine español, y no solamente por el desconcertante slogan de la cinta: «Me llamo Ángela. Me van a matar«.

Para la elaboración de su tesis, dos compañeros de facultad entrarán en su vida: Chema (Fele Martínez), el típico chico friki un tanto arisco, que amontona cintas de VHS en su casa como latas de refresco vacías. Después llegará el antagónico Bosco (Eduardo Noriega), guapo y seductor, un pijo al uso de esos años.

En una facultad de Ciencias de la Información paralela, otro chaval con aire tímido y reservado llamado Alejandro se sacaba la carrera de Imagen y Sonido con desánimo, dado el exceso de teoría y la poca práctica de los estudios. Interesado en el mundo de la imagen y en escribir, se puso a hacer proyectos con colegas, como Mateo Gil. Más tarde, José Luis Cuerda se cruzó en su camino. El director de ‘Amanece que no es poco’ vislumbró el talento que desprendía el chaval. Con ‘Tesis’ pone de manifiesto su posición ante los estudios. De sobra es conocida la anécdota de Castro, el profesor que realmente existió en la universidad y le suspendió. Su recuerdo permanece en su debut en el personaje de Jorge Castro (Xabier Elorriaga).
La doble moral de la sociedad
El joven Amenábar no solamente enseñó al gran público lo que eran las películas snuff, plasmó también su ideario a través de la cámara. No solo hacía alusiones a la muerte, uno de los temas de referencia de su posterior filmografía. Si algo quería plasmar en su largometraje, era esa fascinación escondida de la sociedad por lo morboso. Con la trama llamaba la atención sobre la doble moral de la gente, que oculta ciertos aspectos ante los demás. En esos noventa eran los años del despegue de la telebasura, el impulso de los programas que nadie ve, pero todo el mundo sabe lo que pasa en ellos. Esa cuestión quedaba referenciada en sus dos personajes masculinos: la frase «¡Te has enamorado del malo, imbécil!«contenía más significado que la indignación de Chema.
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