En 2018 España cuenta con 3.518 salas, lejos de las 4.140 de hace diez años. Otro dato: el 46% de los españoles no va al cine. La oferta de ocio por excelencia hace décadas ha dado paso a otras, y las antiguas salas dieron paso a grandes complejos en centros comerciales que hicieron cerrar a las empresas más pequeñas. Esto provocó que muchos pueblos de un tamaño más que considerable que tenían cines los perdieran en favor de estas multisalas para las que tenían que desplazarse en coche. Ese contexto favoreció también la rápida expansión del contenido en streaming con la llegada de Netflix. El cine en casa sin tener que viajar media hora para ver una película.
Las salas que resisten se han tenido que enfrentar, además, ha un proceso de digitalización que supuso un desembolso enorme de dinero en el peor momento posible, con la crisis azuzando y la subida de IVA lastrando su economía. Eso provocó una cerrada masiva de salas. Unas no eran rentables, otras, las pequeñas, no podían hacer frente a esa reconversión obligada. Los cines siguen cerrando, aunque en menor medida. En 2018, y según el estudio presentado por la Federación de Exhibidores Cinematográficos (FECE), quedan 3.518 pantallas en nuestro país. Son 100 menos que el año pasado (según el informe del ICAA), pero supone un bajón de 500 desde aquel 2008 cuando la crisis sólo asomaba la patita y se llegaron a 4.140.
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